Misión Buenas Nuevas

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14 de septiembre de 2019

 

Todos los hermanos de la Misión Buenas Nuevas Ecuador se reunían el día de ayer para acompañar en todo el transcurso de la vigilia, la compra del edificio de la iglesia de Quito, fue el motivo principal por el cual los hermanos alzaban sus oraciones a Dios.

 

 

 

 

El viernes 13 de septiembre a las 7:00 pm el Pastor Noé Lee ministro de la Misión Buenas Nuevas Quito, dio comienzo con el culto de oración vigilia para la compra del edificio. Todos los hermanos con un corazón unido con el del siervo, iban llegando para escuchar la palabra y avanzar en su vida de creencia.

 

 

 

 

 

 

Escuchando los testimonios de los hermanos de cómo había trabajado la palabra de Dios en sus vidas, llenaba el corazón de los participantes de gozo y esperanza para confiar en que Dios va a trabajar en la iglesia de Ecuador. Con un solo corazón los hermanos de Cañar y Guayaquil se unían a la vigilia en sus sedes correspondientes, orando con el mismo objetivo.

 

 

 

 

 

 

 

Llegada la hora de la predica Pastor Noé compartía sobre 1 de Reyes 11; 1-13 y como Salomón a pesar de haber recibido la sabiduría de Dios, confió en si mismo y cambio su corazón. Así como nosotros primero aceptamos las cosas del mundo y vienen los deseos separándonos de la gracia de Dios.

 

 

 

 

 

 

Para que los hermanos se mantengan entusiastas toda la madruga la banda “Ebenezer” deleitó a los hermanos con 3 canciones “La gloria de Dios” “Si puedes creer” y “Eres mi todo en todo”. Con estas hermosas alabanzas los hermanos recobraban fuerzas para continuar con el resto de la vigilia.

 

 

 

 

 

 

 

Para terminar el Pastor compartió 1 Reyes 17; 10 y como la viuda de Sarepta le entregó todo lo que tenía a Elías siguiendo la voz del siervo, así también nosotros de la misma manera creyendo y confiando en Dios él nos entregará la vida. Cada hermano pasaba y oraba delante de Dios por la compra del edificio y por sus dificultades personales. Ya al amanecer los hermanos regresaban a sus casas con un corazón decidido y confiado en que Dios iba a cumplir su promesa, así como los hizo con el Rey David.

 

 

 

 

 

 

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